La realidad de Guatemala es cambiante, pero a la vez constante; vivimos en una realidad marcada o infuelciada por el pasado conflictivo que existió, por la marginación de algunos grupos sociales, por el odio, el rechazo y la desigualdad que existe, no solamente de las clases mejor ubicadas jerárquica-mente sino, inclusive por las personas que han sabido superares, pero no has podido mantenerse íntegros en sus valores.
Vivimos en una realidad en donde se siente constantemente la presión de los demás, la presión de la violencia y la inseguridad que ataca día a día a más y más personas, que en el afán de negar, dar la espalda o simplemente no querer ver su realidad en el país optan por caminos o soluciones poco favorables, para ellas o para los demás.
Pero aún todo lo anterior no es más que el producto de 2 factores importantes que influyen grandemente en esta realidad, la pobreza y la falta de ética; la falta de un medio favorable de vida acarrea lo que es la violencia y la inseguridad, y por el otro lado, la falta de ética ayuda aún más a que las personas desconfíen cada vez más las unas de las otras, por lo que el país (las personas) no pueden avanzar, aunque como ya se mencionó antes, eso es por no ACEPTAR la realidad que se vive en el país.
Sin embargo, esta realidad no es del todo negativa, debemos verla desde diferentes puntos, si bien existe una realidad negativa, en todo esto podríamos encontrar una realidad más favorable, como la esperanza y la integridad que aún mantienen algunas personas que, a pesar de toda esta realidad conflictiva, no viven en el pasado, sino tratan de tomarlo como una enseñanza de vida y hace las cosas de manera distinta para que lo que fue, no vuelva a ser; así esas personas tratan de cierta manera aceptar la realidad que se vive y trabajar en ella para que esa realidad negativa en un futuro, posiblemente no tan cercano, sea una realidad distinta una realidad más favorable a la paz de todos los guatemaltecos.
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